Quiero equivocarme: una reflexión para la acción

La política es una de mis pasiones. Pocas personas lo saben, porque en Perú hablar de política es una causa perdida. El peruano promedio  piensa la política en términos de sentimiento, y quiere que su país mejore sólo por qué sí. Me gusta pensar que esto se debe al influjo de las preferencias musicales (más dadas a pasiones arrobadoras que a procesos reflexivos y razonables). No sería la primera vez que la música sirve para describir los discursos antropológicos (y entre ellos la identidad política) de las personas.
Aunque no soy un analista político (en el sentido vasto del término) participio en la política peruana haciendo (como técnico, aunque Aldo me incluya dentro de la categoría de presupuestívoros y caviares) y pensando. No como espectador, sino más bien como expectante. El Perú necesita un cambio de sistema político. Los cambios principales:

  • Inclusión a través de la participación.
  • Fortalecimiento de la descentralización de la gestión y una centralización de la identidad nacional.
  • Democratización de los servicios públicos y los derechos básicos
  • Saneamiento de la corruptela en las instituciones del estado.
  • Tránsito de un modelo de desarrollo económico a un modelo de desarrollo sostenible.
A puertas de las elecciones presidenciales (Segunda Vuelta) al 2016, ninguno de los candidatos podrán, ni querrán acometer al menos una de estas transformaciones. Esto se debe a que ambos candidatos refieren al mismo paradigma de gestión económica, política y social. En otras palabras: ambos candidatos son la misma cosa.

¿PPK?

El candidato Pedro Pablo tiene una trayectoria profesional que le ha valido reconocimiento innegable. Vasta experiencia en gestión y también entregando el país a las fuerzas del capital extranjero. El pueblo no se olvida de sus desmanes, ni que se fue del país a un lugar mejor, al menos para él.
Nota: He escuchado miles de veces que el peruano es un pueblo sin memoria. Afirmo que esto no es cierto. 
También en su currículo está el aporte de votantes de los sectores A-B y del grupo de jóvenes que legítimamente busca que su país sea un lugar de oportunidades para los peruanos. Me sumo a este reclamo. Su ejército de simpatizantes (los ppkuyes) también dio cabida a los pequeños T-Rex (otrora seguidores de Guzmán) muchos barnechelovers, y recientemente a los seguidores confundidos del Frente Amplio, que no necesitaron las palabras de Mendoza para apoyarlo con su "perro voto".

Ganar para PPK (el partido y la persona) es la cereza del pastel. Si todo sale mal... Bueno, igual ya pasó a la historia republicana, ya moró en el Palacio de Pizarro y algún día en el futuro estará en las páginas de los libros para la enseñanza de la historia en los colegios pitucos (las poblaciones vulnerables sierra-selva no siempre tienen libros). Sin pena ni gloria, su memoria presidencial correrá la suerte de otros ex-presidentes peruanos, cuya celebridad no pasa de los límites de un formato A4 (Si es que llegan a imprenta).

Su última carta (de PPK) es fomentar la polarización nacional, y parecerse a la democracia, en contra del autoritarismo. Y aceptar ¿sin costo político? todo el apoyo de los excandidatos, como lo refiere El Comercio. Y gritar a los cuatro vientos que tiene un equipo (Aunque lo hayan sacado de un libro de Mary Wollstonecraft Shelley)


¿Keiko?

La kandidata estudió con plata de los peruanos, sus ingresos provienen de empresas formadas con estos mismos capitales y en su vida sólo ha trabajado en política. (Aunque esta experiencia profesional no sea tan mala, siendo que en todos estos años, han armado un partido sólido). También se apellida Fujimori: Si su apellido fuera Quispe, o hubiera nacido en Apurímac, no hubiera tanto roche con darle un voto. Con todo y su papi delincuente... ella se quedó en el Perú, y al menos entiende lo que significa la responsabilidad (lo que no podemos decir del hermanito).


Su mérito como persona, y el mérito del partido ha sido la de capitalizar los reclamos de la clase media y baja, a los que probablemente no le interesa quien sea el presidente, sino que los tengan en cuenta. El discurso ideológico del fujimorismo es un discurso (de derecha, declamado en palabras de izquierda) que cala en todos porque le habla al corazón de la gente más pobre y les habla de sus necesidades y de fórmulas de solución que están al alcance de lo que pueden pagar, y de lo que merecen.

Sus principales anticuchos son los rezagos del fujimorato: los tentáculos de la corrupción, la amenaza del narcoestado y toda la gente que la acompaña. Perder la presidencia es parte del crecimiento partidario, que se fortalece en su papel de oposición: cada vez más organizados (Y con miras al bicentenario más jóvenes y proactivos). Sus principales ventajas: ser joven y mujer. E inconscientemente representar al nacionalismo de corazones que existe en el Perú, y con ello da cabida a muchos de los insatisfechos con el nacionalismo humalista.
Si gana la presidencia, Keiko tiene mucho que perder. Ganar la presidencia será transformar la fuerza política del fujimorismo.
En un escenario de Keiko presidente, su capacidad de acción se verá limitada por la alerta de la sociedad civil, que no la dejará enfermarse sin que el Colectivo NO A KEIKO le recuerde que "se está enfermando mal". En su gobierno habrán marchas y contramarchas con periodicidad mensual, por las razones más inverosímiles. El PBI disminuirá, por que en vez de trabajar iremos a marchar por sus decisiones programáticas: JAJAJA.

Pero si hace las cosas bien, Keiko se garantiza un futuro en la política peruana (y le quedan buenos 30 años), limpia el nombre del fujimorismo (porque no todo lo que se hizo en ese gobierno fue malo, solo la alianza con Montesinos y sus consecuencias) y "pisa el acelerador del Perú", con miras al 2021.

Las elecciones


Al votar, los peruanos debemos aprender a votar por partidos de gobierno, y no por personas. Por sus planes de gobierno, que en esta oportunidad son igualmente sobrios, famélicos y ficcionales.

Al votar, los peruanos tenemos que aprender a votar por el Perú, y por sus necesidades urgentes. Lo que implicaría tener una visión más consistente de país y de identidad nacional.

Al votar, los peruanos tenemos que dejar de votar por el menos malo, que en esta segunda vuelta electoral, parece que es Keiko Fujimori.

Ojalá me equivoque...

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