Estrategias significativas para mejorar la comprensión lectora



La lectura es una actividad que inspira. Un acto que abre estrepitosos ríos en las venas abiertas del alma humana. Como actividad cognitiva implica directamente el área motivacional del individuo. Una reciente investigación de la Universidad de Buffalo asegura que cuando leemos un libro nos sentimos parte psicológicamente de la comunidad ficcional que protagoniza la narración; mejorando el estado de ánimo del lector. Asimismo la lectura desarrolla el pensamiento creativo y la imaginación. Algunos científicos la consideran como uno de los factores claves de la evolución, reconociéndola como una necesidad psicológica.

“Nunca antes el éxito, y quizá incluso la supervivencia de naciones y personas, ha estado tan estrechamente ligado a su capacidad para aprender” (Darling-Hammond, 2001).

Comprender lo que se lee es vital porque se relaciona con la capacidad de aprender, reaprender y desaprender (Darling-Hammond, 2001), lo que necesariamente involucra a la escuela como un espacio dónde se aprende (¿aprehende?) la lectura, considerándola como uno de los indicadores de efectividad del sistema educativo. La última Evaluación Censal arrojó que, en el Perú, sólo el 43,5% de los niños y las niñas comprenden lo que leen (ECE, 2015).

Estos resultados invitan a considerar a la lectura como parte de la cotidianidad en las aulas, pese a que no es una actividad exclusiva de la escuela, como afirma Daniel Cassany. Pese a ello, los docentes son partícipes del proceso de iniciación a la lectura, y co-responsables de desarrollar el hábito lector en sus estudiantes. Para ello tiene que desarrollar dos cualidades principales: 1. Tiene que ser un eterno enamorado de la lectura y 2. Debe conocer e implementar estrategias para promover el gusto por la lectura y para mejorar la comprensión lectora en sus estudiantes.

Existen múltiples y variadas estrategias de acuerdo a la edad de los estudiantes que me gustaría compartirles:

1.    Lean todos los días: Lee en clase un poquito todos los días. Prepara tu aula para que ese momento sea íntimo (sin interrupciones) donde puedan establecerse relaciones afectuosas y emotivas. Utiliza luces, música y olores relacionados a la lectura propuesta. Sobretodo permite que el niño escoja su propio libro (o tema de lectura).

2.  Ponga atención al tono de su voz: Utilice una voz suave en los textos narrativos, descriptivos, pero… ¡usa diferentes voces al leer! Lee con expresión y humor. Dramatice, use sus manos. Pídale a su estudiante que lea en voz alta.

3.  Comparta con su lector junior (hijo, o estudiante) diferentes lecto juegos como trabalenguas divertidos, rimas. No basta con hacerlo una vez a la semana, establezca un espacio dentro de la clase para compartir todo tipo de textos, desde canciones hasta adivinanzas.

4.   Converse sobre los fragmentos leídos, pregunte y repregunte. Haga lecturas guiadas. Profundice en las características de los protagonistas, de los lugares que se describen. Profundice en el argumento introduciendo preguntas inferenciales tales como: ¿Cómo se sentirá Rodrigo al visitar el castillo? ¿Por qué crees que Juan hizo eso?; y otras por el estilo.

5.    Invite a un escritor a su clase para compartir sobre su pasión por la lectura y sobre los libros que ha escrito. Vea la película, o el dibujo animado que recree el libro leído. Comente con sus estudiantes las semejanzas y diferencias con el texto original.

6.    Visiten bibliotecas, círculos de lectura, ferias del libro, librerías. Cuando hagan visitas guiadas señale los textos del camino. Pídales que se ubiquen en direcciones a partir del nombre de las calles.

7.    Combine las actividades de lectura con aquellas relacionadas a la escritura.

8.    Produzca un libro junto a sus estudiantes (una historieta, un cuento ilustrado) y luego organice una visita a un aula con niños menores para obsequiar estos libros. Propicia la oportunidad para que tus estudiantes muestren como disfrutan de la lectura.

9.    Invita a tus estudiantes a identificar comunidades de lectores. La lectura es ante todo una actividad social. En todo el mundo hay miles de niños, jóvenes y adolescentes fanáticos por la lectura, que poco a poco van ganando presencia en las redes sociales. Conectarse con estas redes de apasionados por la lectura, puede favorecer el gusto por la lectura.

Pongamos dos ejemplos:
En el Twitter se pueden encontrar muchos perfiles orientados a relacionar lectores (@Lecturalia, @Placer_Lectura, @Buenoslectores)

Y en el YouTube está creciendo la presencia de los BookTubers


Relacionarse con esta comunidad es también una estrategia efectiva para incentivar el gusto por la lectura.

10.  Incentiva a tus estudiantes a leer, basado en tu propia experiencia como lector. Si, es la última estrategia, pero bien puede ser la primera. El maestro tiene que ser mejor lector que sus alumnos y compartir su pasión por los libros.

Seguir estas estrategias à la lettre no garantiza que los estudiantes de tu aula se convertirán en buenos lectores. Pero si garantiza que los aprendizajes que se desarrollen en tu lector junior se verán enriquecidos por el arte inspirador de la lectura.

Bibliografía

Codina, L. (1999). El libro digital y el territorio de la lectura. (I. W. Español, Ed.) El profesional de la información , 8 (1-2), 4-6.
Darling-Hammond, L. (2001). El derecho de aprender. Crear buenas escuelas para todos. España: Ariel.
ECE. (27 de 02 de 2015). Unidad de Medición de Calidad Educativa. Recuperado el 15 de 03 de 2015, de http://umc.minedu.gob.pe/wp-content/uploads/2015/02/ECE-2014-Web-270215-27febv2.pdf
Millán, J. A. (2000). La lectura y la sociedad del conocimiento. Navarra: Gobierno de Navarra. Departamento de Educación.

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